LOS BOSQUES CADUCOS DE LA ESPAÑA MEDITERRÁNEA

Como ya comentamos en la anterior entrada, la presencia de bosques con especies de hoja caduca o perenne la va a determinar la limitación de los factores ambientales. En la España Mediterránea, en el centro y sur peninsular el factor limitante es la presencia de agua en el suelo, por la escasez de precipitación, especialmenente en verano, lo que produce una presencia masiva de especies de hoja perenne, limitándose las especies caducas a la ribera de los ríos (donde la presencia de agua en el suelo deja de ser un factor limitante) y las formaciones de hoja marcescentes, un tipo singular de hoja caduca, al que dedicaremos proximamente una entrada de forma específica.

No obstante, en algunos enclaves elevados, y con un microclima particular persisten algunas formaciones boscosas donde la especie predominate es de hoja caduca, en este caso de especies típicas de la españa más húmeda como pueden ser hayas, robles o castaños.

Comenzando de norte a sur, encontramos en primer lugar hayedos muy bien formados y de gran extensión en algunas de las montañas más septentrionales del Sistema Ibérico, destacando especialmente los hayedos del Moncayo y de Sierra Cebollera. El fundamento de estos hayedos se basa en la mayor elevación de estas montañas respecto a las lineas de sierra que se localizan al norte de ellas y que por no suponen un obstaculo al paso de los vientos húmedos del norte. Así por tanto, los hayedos aparecen en las zonas más elevadas, donde mayor es la influencia atlántica. Esperamos proximamente tener preperados los reportajes sobre estas dos mágnificas zonas.

También en el límite del tercio norte, encontramos algunos de estos hayedos en la transición entre la zona de pririneos y el litoral mediterráneo, principalmente en cataluña, entre los que destaca el hayedo de la Garrotxa.

Según nos dirigimos hacia el sur, la presencia de estos hayedos se hace mucho más puntual y esporádicos, apareciendo en algunas manchas aisladas, como el Hayedo de Tejera Negra en Guadalajara (así como los cercanos de Montejo y de Riaza) o la Fagueda de Els Ports en Tarragona.

Algo similar ocurre con los robledales atlánticos (carballo y albar). Su presencia fuera del tercio norte es muy esporádica y puntual, pudiendo señalar la presencia de algunas manchas en la sierra de las Batuecas, en Salamanca y en la Sierra de Valdemeca en la Serranía de Cuenca.

Estas dos sierras del centro peninsular destaca por la variada presencia de especies caducas en varios de sus bosques. En la Serranía de Cuenca, además del ya comentado robledal, señalar la presencia de un abedular en esta misma sierra de Valdemeca, algunos ejemplares singulares de avellanos o tilos en varias de sus hoces o incluso una de las escasas formaciones donde el arce de Montepellier es el ejemplar dominante, en la Dehesa de Perdigano. En las sierras de las Batuecas localizamos algunos ejemplares de castaños incluso de haya.

Otras especies de hoja caduca presentan un mayor desarrollo e implantación en la mitad sur penínsular, destacando el caso de los castaños. Árbol de posible importanción por lo romanos a la península presenta una de las mayores áreas de distribución en el oeste penínsular, favorecido por los vientos húmedos de esta vertiente, pudiendo destacar especialmente los castañares de la sierra de Aracena en Huelva y el Castañar de Hervás en Cáceres.

Por último, dentro de este singualr tipo de formaciones, queremos terminar con el caso de la lorera de las Villuercas, un bosque inusual no solo por ser caduco, sino por presentar unas característcas que lo convierten casi en subtropical, ¡¡¡... y en el interior de la meseta!!!

Recuerda finalmente cuando visites estos bosques que son pequeños enclaves singulares, muy condicionados a reducidas características ambientales que no se repiten en las zonas circundantes, por lo que su vulnerabilidad es muy elevada. Se más cuidadoso que de costumbre.