LOS BOSQUES CADUCOS
Con la llegada del otoño, la temperatura desciende y los horas de luz se acortan, como antesala del invierno de temperaturas mucho menores y dias aún más cortos. Ante estos cambios, las especies arboreas presentan diferentes adaptaciones en función de la zona donde se localizan. Así. las especies que habitan en zonas sin limitaciones de recursos prefieren eliminar sus hojas, dejándolas caer al suelo, puesto que no les será complejo volverlas a crear para la primavera siguiente. Son las denominados árboles de hoja caduca.
En las zonas donde existe alguna limitación en cuanto a los recursos las especies "prefieren" mantener las hojas de año a año (las hojas suelen durar en el árbol varios años) dado lo dificultoso de volver a formarlas, y para ello crean hojas duras, coriaceas, más costosas de crear en cuanto a recursos necesarios pero con un "envoltorio" que les permite protegerse del frio en invierno y de la evapotranspiración (pérdida de agua) en verano. Son las denominados árboles de hoja perenne.
Los recursos necesarios para las especies son vario: suelo, disponibilidad de agua, temperatura...En el territorio peninsular el principal factor limitante suele ser la escasez de agua, especialmente en los meses de verano. Por ello los árboles caducos se localizan principalmente en el tercio norte penínsular, así como en determinados enclaves de mayor humedad en el resto del territorio, en el entorno de montañas elevadas así como en la franja de galería junto a los principales cursos de agua.
¿CUALES SON LOS MÁS INTERESANTES BOSQUES CADUCOS DEL NORTE PENINSULAR?
El haya es la especie más extendida de los bosques caducos del norte penínsular, creando generalmente masas bastante puras, en ocasiones mezcladas con abetales, si bien también puede formar manchas mixtas.
Otras especies que forman bosques de interés de hoja caduca sería el roble albar, el carballo o el castaño, que forman manchas de menor tamaño y aparecen generalmente en manchas mixtas.
Los hayedos más extensos se localizan en el pirineo occidental, especialmente en la comunidad de Navarra. Estos bosques corresponden generalmente con hayedo-abetales. En esta zona encontramos el conocido hayedo de Irati, y otros hayedos extensos como el Urbasa o la selva de Oza (en Huesca), pero también pequeñas manchas de gran importancia ecológica por su elevado grado de conservación como Aztaparreta o Gamueta. Para ampliar información sobre algunos de estos bosques sigue estos enlaces
En otras zonas del norte penínsular se localizan fabulosos hayedos, generalmente de menor tamaño y asociados a las zonas de montaña. Entre estas manchas podemos destacar el hayedo de Vegabaño, los de Redes, el hayedo del valle del Saja o el de Aizkorri.
Por su parte, los bosques mixtos de árboles caducifolios con especies como los robles o castaños, han sido más alterados dada su ubicación en zonas bajas de los valles y sobre suelos de gran fertilidad. La manchas de este tipo de mayor importancia corresponden con Muniellos en Asturias (por su gran extensión) o con las Fragas de Eume en A Coruña, de menor tamaño pero con una gran variedad de especies, en la que se mezclan también ejemplares de bosques de galería y especies de climas más cálidos. Otras manchas de interés de este tipo se localizan en las zonas de valle en Redes o en el valle del Saja, en Monte Edilla en Burgos o el bosque de Aezkoa en Garralda (Navarra).
Queda claro pues que el norte penínisular muestra unimportante abanico de bosques caducos, que son si duda parte de su identidad y cotidianeidad. Son los bosques potenciales de estas zonas, que encuentran en las elevadas precipitaciones, las características perfectas para su ubicación. Según descendemos hacia el sur este tipo de bosques se hacen menos probables y quedan reducidos a pequeñas manchas en enclaves singulares. Estos bosques atlánticos en la España mediterránea serán tratados en nuestro siguiente post.
